Estanterías se extendían a lo
largo de la sala, estanterías grises que portaban dolor; dolor que llevaba
directamente al suicido, una oficina de almacenaje donde sólo cabía el suplicio
de las almas humanas para que luego, este dolor fuera utilizado para
enjuiciarlos a todos de la manera más fría, cruel y objetiva.
Antonio se encontraba en
medio de todo el complejo de almacenamiento. Con una llevadera curiosidad abrió
una de las cajas de plástico que tenía a un lado, un aura salió del interior de
la caja hasta las sienes de él, una visión se proyectó adentro de su cabeza.
Carta a mis padres
12/12/1999
Samuel Santos
Sé que no soy el mejor hijo del
mundo, ni de todos en la ciudad, ni de ningún lugar en especial, también sé que
me han tomado siempre como el hijo que no se esfuerza en lo que quiere y que de
este modo, tampoco logra su cometido. Soy el hijo que siempre les lleva la
contraria y hace perder su tiempo, llevo un estigma de aquel que tiene una
inteligencia con ceguera causada por mi holgazanería y vida despreocupada, me
alegra que es el fin del diario que estuve escribiendo y el final de éste
termina así:
He visto a la bestia a los ojos,
Como en sueños y pesadillas,
su extraño mirar de rojo,
ahora mueven mis manecillas.
No es mala como todos piensan,
ella todo mi ser ha entumido;
pesares, dolor, que no atormentan,
mi ser en ningún sentido.
Ahora yo me cubro de blanco
y ustedes de su lúgubre negro
debería no ser así siendo franco,
pues de estar así me alegro.
Como en sueños y pesadillas,
su extraño mirar de rojo,
ahora mueven mis manecillas.
No es mala como todos piensan,
ella todo mi ser ha entumido;
pesares, dolor, que no atormentan,
mi ser en ningún sentido.
Ahora yo me cubro de blanco
y ustedes de su lúgubre negro
debería no ser así siendo franco,
pues de estar así me alegro.
Te quiere… Tu Hijo Sam.
No lloren por mí.
Según el periódico "El
Heraldo" del día siguiente (13/12/1999), encontraron su cadáver enterrado
bajo la nieve.
Antonio, se había quedado frío,
a pesar de que leyendo el último texto se había sentido como un niño con un
nuevo juguete, tan jovial y renovado. Puesto que a él le encantaba la
literatura, y se dio cuenta que era una obra maravillosa, contenía un gran
valor escrito, parecía como si la tinta con la que se escribió el poema y la
carta fueran una gran corriente de sangre y sentimientos, Antonio se quedó
quieto, luego, avanzó 30 pasos rápidamente y volvió a abrir una de las cajas,
otra vez el aura atravesó su cabeza.
¿Zoo Lógicamente Correcto?
Siete de agosto de mil
novecientos ochenta y siete.
No entiendo a las personas, sé
que esta mal mi percepción pero, cada día que pasa se me asemejan más y más a
unos animales dignos
de estar en un zoológico, en algún tipo de granja industrial o en una
exposición sobre la época de las cavernas. Hay según mí criterio estas copias de animales en nuestra sociedad:
Los borregos: Personas indefensas
o de carácter gregario que buscan sentirse seguras viviendo en comunidad, aun
cuando no haya reciprocidad entre los miembros del grupo, son sólo grandes
hipócritas.
Los Perros: Son líderes de rebaño
para las ovejas, las mueven a su gusto y las protegen de otras razas de
animales más hostiles, su pasión es hacer sentir seguros a los animales débiles
haciéndolos sentir todavía mas débiles.
Las Hienas: Son animales
gregarios y débiles pero sumamente hostiles, se alimentan de ovejas y algunas
veces perros, cazan en grupo, la carne que comen les da felicidad.
Los Lobos: La raza más rara y
dura, descrita como una raza triste y solitaria, allanan los campos de cultivo,
de pastado y las casas de los perros así como las guaridas de las hienas, viven
en un completo hermetismo debido a que los demás lobos también se extinguen, no
tienen deseos de poder ni de hostilidad contra otros animales, sólo quieren una
fiel compañía hasta el final de sus días, generalmente mueren retorcidos en sus
pensamientos, solitarios en un mundo de hipocresía.
¿Y que si me siento cómo un lobo?
En esta metáfora no hay salida pero si vemos dentro de nuestra sociedad vemos
que vivir como los demás de una manera hipócrita sería una forma de no sentirse
tan solo y acabar con tus sentimientos de soledad, aunque la soledad es una
respuesta ante la incapacidad de encontrar a alguien como tu y si te disfrazas
de oveja o de perro, fabricarías tu entonces la hipocresía y si lo haces con el
fin de encontrar a alguien como tu, entonces estarías viviendo una mentira.
La soledad es un laberinto
extenso, donde sólo existe el arribismo social, la infidelidad y otra numerosa gama
de sentimientos reprimidos quedan como salida, escondidos bajo el plomo de
nuestros pechos, no digo que no haya otra salida, per simplemente que es un
largo camino y además este lobo ya ha mordido sus propias patas.
Gregory Heinz
Antonio dio una carcajada enorme
y exclamó -¡Debilidad! ¡Eso es debilidad!- el cuarto retumbó y los ecos que
rebotaron en la pared, golpearon la cara de este, con tal fuerza que le
rompieron la nariz quedando así completamente chueca, calló y siguió caminando
todavía unos metros más. Otra vez volvió a abrir una caja de plástico:
Fragmento de la memoria de
Ignacio Navarro (Alma
número 17102010 del año humano en curso, 1995)
"Al oír mi padre el anterior
forcejeo en la puerta que daba hacía la calle, salió con un cuchillo de cocina
en una mano y su botella de ron en otra…”
Era pasada la media noche y mi
padre me miraba con sus típicos ojos rojos, perdidos; que siempre cargaba
después de agarrar una borrachera de buró. Empezó caminando lentamente hacía
nosotros en pasos pequeños, que posteriormente se volvieron agigantados pero
lentos, la distancia entre ellos era consumida más y más, hasta que en un punto
se detuvo, quedó parado a unos metros de ellos y lanzó el cuchillo hacia las
piernas de mi novia, apenas rozó la piel de ella y le sacó una herida
pequeñísima, después ella salió huyendo y yo golpeé en la cara a mi padre, con
todas mis fuerzas, tanto que sentí en mi mano un dolor inmenso, él como si no
hubiera sentido el golpe, me clavó su cuchillo en el muslo derecho y me gritó
con todas sus fuerzas en el oído, -¿Que crees que haces imbécil? ¡Hoy pudiste
haber sido hombre! Pero no, hoy eres, hombre... ¡un hombre muerto!- me enterró
el cuchillo todavía mas al fondo y se fue detrás de ella, yo me puse de pie
como si nada hubiera pasado, la adrenalina del momento me hizo correr detrás de
él a toda máquina, pero sabía que después de eso mi pierna no volvería a
funcionar de la misma manera, o que me la amputarían, pero yo no quería
perderla a ella, el miedo a quedarme solo me invadía, no me importaba mi pierna
si no estar junto a ella así que seguí corriendo y corriendo, atravesé todo por
donde habían pasado, incluso tuve que saltar un muro, pero era lo necesario, la
quería a mi lado, la quería conmigo, era la única persona que había llegado a entenderme
y ahora mi padre estaba apunto de matarla.
Finalmente llegué a un páramo donde no había nada, la luna alumbraba con su escasa luz todo el lugar, a lo lejos dos sombras forcejeaban una más grande que la otra, la sombra grande tendía a caer muchas veces y se me movía torpemente. Grité muchas veces pero nadie respondía, la adrenalina se me había acabado y tenía que empezar a arrastrarme, mi vista empezaba a irse, todo lo que recuerdo fueron las palabras: "Yo voy a hacer lo que mi hijo no pudo, y lo haré aquí en este lugar, debajo de esta preciosa luna".
Al día siguiente amanecí en una camilla del hospital, con ambas piernas amputadas, al parecer mi padre después de haber cometido lo que sea que le hizo a mi novia, volvió para lastimarme la otra pierna, o tal vez lo hizo desde un principio, la verdad no recuerdo mucho de cuando nos atacó. ahora mi ser estaba destruido, era ya la mitad de un vegetal. Debí de haber muerto como mis demás hermanos, así ella ni nadie más relacionado en mi vida hubiera sufrido de esta manera.
Finalmente llegué a un páramo donde no había nada, la luna alumbraba con su escasa luz todo el lugar, a lo lejos dos sombras forcejeaban una más grande que la otra, la sombra grande tendía a caer muchas veces y se me movía torpemente. Grité muchas veces pero nadie respondía, la adrenalina se me había acabado y tenía que empezar a arrastrarme, mi vista empezaba a irse, todo lo que recuerdo fueron las palabras: "Yo voy a hacer lo que mi hijo no pudo, y lo haré aquí en este lugar, debajo de esta preciosa luna".
Al día siguiente amanecí en una camilla del hospital, con ambas piernas amputadas, al parecer mi padre después de haber cometido lo que sea que le hizo a mi novia, volvió para lastimarme la otra pierna, o tal vez lo hizo desde un principio, la verdad no recuerdo mucho de cuando nos atacó. ahora mi ser estaba destruido, era ya la mitad de un vegetal. Debí de haber muerto como mis demás hermanos, así ella ni nadie más relacionado en mi vida hubiera sufrido de esta manera.
Nota: El Recuerdo tiene su fin en
esta parte, para más información checa fuentes periodísticas o habla con el
receptor sobre los detalles que tuvieron las demás personas ahí presentes.
Antonio se quedó atónito, la
curiosidad lo mataba, ese recuerdo había quedado inconcluso, pero ya solo
quedaban 30 minutos de tiempo en el almacén del receptor, si se quedaba ahí mas
tiempo, sería tragado por alguna caja plástica y se convertiría en un recuerdo
más, le dio una ojeada al número que tenía en su papel revolución, abrió
la caja plástica correspondiente y salió corriendo asustado como si hubiera visto a un monstruo y cerró la fuerta de un asotón.
Faltaban ya sólo unas cuantas
horas para el juicio de Ámbar que era a las 20 horas del ciclo siguiente.