Daniel El Pony Anónimo
Antonio siguió con lo suyo, se metió a su oficina, programó su reloj de mano para que sonara a las 35 horas y luego, se sentó tras su escritorio y miró los cuadros de sus tataranietos, todos ellos eran adolescentes, los cuadros mostraban sus estados de ánimo, funcionaban por una serie de colores, el cuadro se iluminaba de color amarillo sí es que sentían tristeza o enojo, un color azul cuando estaban felices o tranquilos y uno blanco cuando sus almas se acercaban al supramundo, Antonio nunca había visto el color blanco salir de los cuadros, él y su hijo, habían pagado ya por dos cupones de "peligro de muerte" por cada uno así que, aquellos jóvenes podían recibir un gran daño sin llegar a la muerte, aquellos cupones rosados son llamados suerte por los humanos y para los residentes del supramundo había que hacer gran esfuerzo para conseguirlos, después de todo, la muerte no da precios al alcance de todos.
Se paró frente a los cuadros y los revisó meticulosamente esos cuadros eran una ventana al otro mundo, además de lo anteriormente dicho, los cuadros daban localización y video en tiempo real de lo que sucedía con el retratado, eran estos como cámaras de seguridad que seguían a las personas a donde sea que vayan, finalmente comprobó que todo estaba en un orden perfecto y se recostó sobre su reclinable asiento de piel pronto, se puso a pensar un rato, pensó en su ex esposa, en los recuerdos que de vez en cuando quería revivir, aquellas oportunidades desperdiciadas que podría hacer volver pero, no se podía, aquellos días quedaban lejanos de la aparente realidad del supramundo, Antonio vivía en la parte central de la ciudad, donde vivían las personas de clase promedio, él de hecho, vivía a unas cuantas calles del edificio de la MPH y su ex esposa, ella vivía en la parte norte de la ciudad en la zona de alto capital, entre el estadio y el antro de manera que para Antonio y gente como él se le era negado el paso hacía esa zona residencial además, lo habían predicho sacerdotes humanos: "Hasta que la muerte los separe" y para bien o mal de ellos, la muerte había ya cortado ese lazo, debido a razones que el niega o prefiere ignorar, él había muerto primero había dejado sola a su esposa en el otro mundo y ella desamparada, ya no creyó que el amor existiera así que, comenzó a llenar el espacio con deseo carnal, Antonio vió como ella se llenaba de una felicidad vacía, debido a que la muerte le había dejado un cuadro de observador para ver a su ex esposa el vio todo en primera fila. Sin darse cuenta, Antonio se había quedado dormido y su reloj marcaba ya las 40 horas no obstante, Antonio debería estar con el receptor para tomar información para su juicio del próximo ciclo (o sea mañana), no perdió más tiempo salió disparado de su oficina, bajó dos pisos, se pegó con el barandal de las escaleras (continuó un buen tramo cojeando) y después de unos tres largos pasillos recorridos, llegó al cuarto indicado.
Adentro hacia un calor terrible, se quitó el saco lo puso sobre el picaporte igualmente, le colocó seguro a la puerta y recorrió el pasillo, habían cuadros de momentos felices, personas riéndose, besándose, platicando y bailando, llegó finalmente a donde acababa el pasillo, dió un fuerte suspiro, giró la perilla e introduciendo su cabeza primero se metió al cuarto.
En el cuarto donde se encontraba ahora hacía un frío intenso pero, el receptor se enojaba cuando alguién entraba con algún tipo de abrigo o ropaje adicional, al centro se hallaba el receptor, era un sujeto con caracteristicas de una edad avanzada, de unos setenta u ochenta años que llevaba unas gafas tipo lupa y que cortaba con pericia imágenes o incluso videos con unas tijeras doradas que portaba en la mano izquierda, con la derecha apartaba sus favoritas y las clasificaba por tiempos, luego las colgaba en el pasillo que llevaba a su oficina sin embargo, debían tener una temática especial, la de esta semana era vida amorosa, llegaba a coincidir que décadas enteras tienen la misma temática en ese pasillo.
Antonio le habló al viejo: -Hola me pregunto si...- el viejo lo interrumpió con un gesto en sus manos, señalando un papel revolución que estaba colocado sobre la mesa, contenía un número. Antonio comprendió entonces que se trataba de la matrícula del documento, quería por alguna razón pedir permiso para entrar a su almacén de archivos, pero nada lo interrumpía, el viejo era como una incansable máquina de trabajo, Antonio abrió la puerta del almacén, era una puerta gruesa de acero esta, tenía nubes repujadas, finalmente dió un paso dentro del lugar que hizo retumbar todo, ignoró eso y cerró la puerta...
Adentro hacia un calor terrible, se quitó el saco lo puso sobre el picaporte igualmente, le colocó seguro a la puerta y recorrió el pasillo, habían cuadros de momentos felices, personas riéndose, besándose, platicando y bailando, llegó finalmente a donde acababa el pasillo, dió un fuerte suspiro, giró la perilla e introduciendo su cabeza primero se metió al cuarto.
En el cuarto donde se encontraba ahora hacía un frío intenso pero, el receptor se enojaba cuando alguién entraba con algún tipo de abrigo o ropaje adicional, al centro se hallaba el receptor, era un sujeto con caracteristicas de una edad avanzada, de unos setenta u ochenta años que llevaba unas gafas tipo lupa y que cortaba con pericia imágenes o incluso videos con unas tijeras doradas que portaba en la mano izquierda, con la derecha apartaba sus favoritas y las clasificaba por tiempos, luego las colgaba en el pasillo que llevaba a su oficina sin embargo, debían tener una temática especial, la de esta semana era vida amorosa, llegaba a coincidir que décadas enteras tienen la misma temática en ese pasillo.
Antonio le habló al viejo: -Hola me pregunto si...- el viejo lo interrumpió con un gesto en sus manos, señalando un papel revolución que estaba colocado sobre la mesa, contenía un número. Antonio comprendió entonces que se trataba de la matrícula del documento, quería por alguna razón pedir permiso para entrar a su almacén de archivos, pero nada lo interrumpía, el viejo era como una incansable máquina de trabajo, Antonio abrió la puerta del almacén, era una puerta gruesa de acero esta, tenía nubes repujadas, finalmente dió un paso dentro del lugar que hizo retumbar todo, ignoró eso y cerró la puerta...
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