martes, 9 de julio de 2013

Melancólico clamor.

En el páramo alejado
Encontré tallado vuestro nombre
En piedra negra, en piedra,
En piedra encontré su alma.

Bajo la luna opresora en melancolía
Encontré vuestra esencia
En lívidos tallados, en piedra
Encontré lívida su esencia.

Pues las nubes bajaron
Grises rayos penetraron mi  cielo, oh
Mi cielo se desmoronaba en mil
Pedazos de angustia caían en las gotas.

La tempestad desfilaba sus navajas
Navajas en la cara de mi cielo difunto cielo
Bombardeaban mi cuerpo impávidas
Las nubes, esbozaban melancolía en lúgubre sonrisa.

Y en carne encontré el dolor
Lleno de lágrimas carmesí
Estremeciendo gravemente mi interior
Y en mi corazón inmutó el diamante.

Jamás el nombre en piedra cambió
Estaba ahí invencible ante todo
Como el hierro que marca el toro

Como el diamante que marca mi despecho,
En lívidas talladuras, en piedra negra.

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