El Pony Anónimo
Me eché sobre el sofá sin saber qué hacer, tal vez al caso prender un cigarro, pero pensé, esas mierdas así no sirven para ni madres, para distraerte tal vez, ¿Intentar solucionarlo? naah Daniel, te pasaste de pendejo, eres un perro cretino Daniel, eso es lo qué eres. Por eso estás solo. Oh, mierda como sea, de todos modos mi existencia es mediocre, sentarse todo el día a jugar o escribir porque esas son las únicas cosas en las que me siento bueno y... pensar sencillamente en la fantasía, decir... oh mierda, ¡Imagínate que el mundo sea de esa manera! ¡Estaría de poca madre! pero no es así, —Me carga la chingada— pero bueno, tal vez un cigarro no me vendría mal, un poco de baja gravedad siempre se aprecia.
Encendí el cigarro, se sentía bien, ese humo que marea es sencillamente espléndido, perfecto para pasar las cosas por alto... pero de repente en un bocanada... ¡bam! El diablo, se me aparece enfrente.
— ¡Su puta madre!—Grité— ¡Esta mierda no es tabaco!
—Claro que lo es, pendejo.—Dijo el diablo— Vine para decirte algo pequeño cabrón.
— Yo también tengo que decirte algo, ¡No existes wey! ¡Largo de mi puta casa!
El diablo rió entre dientes, sacando humo de la boca. —Vaya cretino—Dijo el Diablo—No puedes sacarme de una casa que no es tuya ¡Ni siquiera tus chingadas nalgas son tuyas!
Esta vez me tocó a mi reír, pero lo hice secamente, ya empezaba a sentir lo que se me venía.
— ¿Ah, sí?—Reté— ¿Entonces de quien pitos son?
—De mí por supuesto—Señaló a su pecho.— ¿Cómo creíste que un idiota como tú iba a poseer a esas amargadas nalgas? ¿Cómo piensa un cretino como tú no sentirse sólo?
—Intento qué me acepten como soy.
—¿Como un pendejo?
— ¡Mierda, cállate, tú y Jesús...!
Y antes de que pude terminar, el diablo revolvió el humo y me llevó, a no sé qué lugar.
Y me llevó a un lugar bonito, precioso con candelabros y velas, con tapices de flores y alta mueblería, con un montón de preciosas mujeres, y unos compañeros de aventura, equipo de exploración y armas.
— Mira cabrón, te lo voy a poner sencillo— Dijo el Diablo— Ese wey que está allá arriba, ya te dejó, mira cómo se divierte al verte sufrir, yo te doy todo lo que quieras, amigos, mujeres, aventuras y diversión ¿A toda madre no?
Y ahí fue cuando abracé a una diversión, vacía, sin chiste, como el humo de mi tabaco, como la esencia de las botellas de alcohol, una diversión que me dejó blanco con el tiempo, pero que nunca pensé en dejar, y así pasó y pasó el tiempo y un día me eché sobre el sofá, esta vez con canas pintándome las sienes, sin saber qué hacer, ni una idea, tal vez al caso prender un cigarro, pero pensé, esas mierdas así no sirven para ni madres, para distraerte tal vez, ¿Intentar solucionarlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario