Llego la alegría, triste y sombría
como lo hace una sombra
en las pinturas rococó.
Llego la muerte, en fría vida
disfrazada del tiempo,
disfrazada de suerte.
Llego el momento, cuando no lo era,
en son de destino, a guisa de paz,
a monotonía, triste, como fuera.
Llegaron los tres a mi razón,
plácidos, implacables esta vez
porque te marchaste, alma mía,
corazón.
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