lunes, 19 de noviembre de 2012

HHHAASSHHHDDDDEEE.

El cohete salía de la tierra, el estrépito era horripilante, dicen por ahí que el escucharlo te deja sordo pero que verlo es hermoso, dicen también que es sólo una maniobra del gobierno para hacernos creer que la tecnología avanza y nuestras fronteras también lo hacen; que el hombre pronto se apropiará de marte y los hombres más ricos del mundo tendrán grandes latifundios en marte para invertir ahí en futuro.
Un héroe en escena estaba adentro del cohete, no le interesaba ni hacer latifundios, ni nuevas alianzas con la gente marciana que podía existir ahí, ni le interesaba el honor que a cualquier conquistador se le era atribuido, él estaba ahí para respirar aire nuevo un aire que no le podía otorgar las ciudad ni la tierra, a donde sea que fuera todo estaba infestado de anuncios, y en los anuncios, revistas y cualquier medio se decían las peores calamidades los unos de los otros, todo se trataba del control del medio, el recuerda a su esposa, su amada Violeta, que ahora su alma descansa en paz entre algún pedazo de ese cielo estrellado. Ella había muerto de esquizofrenia, pero no cualquier esquizofrenia, una muy fuerte; intervenía en esta todo tipo de objetos, resaltaban en este, cajas y libros que hablaban, dicíendole lo que tenía que hacer, paredes que tenían cara y cada uno de estos objetos la forzaban a conseguir parejas de su tipo.
Para el eso no era más que la realidad en la que vivían. —¿Sería que yo también estoy loco?— se preguntó. Él sabía también que su esposa había escrito lo que más tarde lograría que la encarcelaran en un complejo psiquiatrico.

"Huyó dentro de una camioneta abarrotada.
Hacia un bosque verde.
Hacia la terracería.
Adentro del absoluto silencio.
Adentro de la oscuridad.
Seguida de iluminación.
Seguido del parloteo.

Huyó dentro de una camioneta abarrotada.
Hacia un bosque gris.
Hacia la negra terracería.
Donde ronroneaban los gatos de colores cromados.
Donde ladraban los perros de finos calzados.
Donde vivían las alcancías de cochino llenas.
Donde vivían los grandes cerebros.
En las casas del árbol.

Enfrente de todos.
Entre todos."

La superficie de marte se veía cada vez mas cercana hasta que las patitas de la aeronave tocaron la tierra roja de marte, se arrodilló ante sus dos satellites, se quitó el caso y echó a perder una misión de la nasa, una misión de millones de dólares, echó a perder kilos de hierro, de titanio, una alberca olímpica de combustible para cohetes y se ganó el repudio de la humanidad que lo veía en ese momento, sentados. Hablaron mal de él en todas partes aún después de muerto, los libros de historia lo tienen marcado, un ejemplo claro de la envidiable estadística, el y su esposa.




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