miércoles, 14 de noviembre de 2012

Somos tan raros. Sí nosotros.

«Con gran presión salieron las palabras dando a parar directamente hacia las hojas de papel, no escribió palabra alguna pero las sórdidas hojas causaron la relajación en el triste semblante del actor.
Había desde hace mucho intentado escribir con esa lánguida flama que carecía ya de combustible para alimentarse, la parafina yacía sobre la mesa y la flama comenzó a  parpadear de agonía, entonces súbitamente se apagó»

"La hoja de papel estaba escrita ahora casi hasta la mitad pero su escritor y protagonista no tenía luz alguna, se había quedado a oscuras y teníamos que idear algo para iluminarlo otra vez."

«Salió intentando palpar las cosas para no chocar contra ellas, pero en sus intentos inútiles chocó contra los muebles por la oscuridad abrazadora, hasta que logró ver salida, llegando a ver aquella luna llena que alumbró su camino»

 "—¡Dichoso yo! he derramado mi tintero y ahora de ninguna manera podré continuar con esto—"

Mi hoja de papel estaba casi completamente escrita pero, nuestro protagonista necesitaba tinta y algo de ánimos. Su hoja de papel estaba totalmente manchada así como su tintero en la mesa y mi falta de creatividad.

"Salió intentando no mancharse más de lo deseado ni estropeando más de lo que debería estropear, hasta que al fin llegó hasta la puerta, caminó afuera y quedó justo enfrente del porche, se dio cuenta que había dejado un camino de huellas pintadas con tinta negra las ignoró y se dejó llevar ante el ruido de la ciudad, carrozas caballos y gente caminando por la calle."

«Él, allá adentro seguía viendo a la luna, esperando a que alguna pluma salvadora moviera su cuerpo y sus pensamientos. Repentinamente una invasión de color negro empezó a correr por sus pensamientos y murió así nuestro y su protagonista, sin que nuestro escritor y protagonista se diera cuenta»

—Bueno, dime tú ¿Que piensas de esta historia?, ¿Esperas acaso algo de esto?, Bueno, ¿A quién engaño?, sé que nisiquiera me estás poniendo atención— 

"—Hey espera ¿A quién le hablas? ¡Tú! Él de allá arriba que escribe, ¡Hazme caso malnacido!—"

—No era nada, sólo estaba hablando con un sujeto que pensé que me miraba, pero no hace más que leerme como a un libro—

"—Bueno bueno, está bien, si eso es lo que pasaba sólo sigue escribiendo—" 

—No no puedo amigo, me siento observado; este alguien observador de un momento a otro podría aplastar mi imagen entre las páginas y me mataría a mi y a mi existencia, que sólo para eso sirve—  

"—Creo que te has metido en un papel que no es tuyo—" 

Dí una carcajada —Es bueno este muchacho, ha hecho una gran metáfora en sólo una frase, y yo aquí siendo un escritor, sin atractivo alguno.—
—¿No lo crees así tú?— Miré directo al cielo, como si viera al lugar de dónde me estaban observando.

"—¡Ya! No te va a contestar, convéncete, hazme limpiar mi estropicio o guíame a la tienda donde encontraré mi tinta—" 

«—¡Hey! ¿Se olvidan de mi? Aquí hay completa oscuridad y no puedo ver nada; ni la punta de mi nariz, no es cierto que haya muerto, sólo me he inundado de oscuridad—» 

Ni una palabra se oyó era un silencio tremendo, y encima incómodo.

«¡Con que con esas vamos!» 
«Entre toda la oscuridad en la que nisiquiera el se distinguía, empuñó con fuerza la pluma que tenía en su mano y la clavó en su viente porque nadie lo escuchaba, gimió» 

"—¡Hey! ¿Por qué has hecho eso?— Calló inmediatamente y se dirigió a la tienda donde compraría su pluma, la tendera era hermosa, de cabellos cafes lacios, blanca con unos ojos cafés clarísimos, calló enamorado de la tendera, era como una pluma, una hoja y luz dentro de su corazón y mente misma que escribían historias sobre los dos individuos juntos, quería seguirla viendo así que diariamente de esta manera siguió tirando la tinta en su casa, para así tener una excusa para seguir visitándola, hasta que su casa se transformó en un cráter de tinta entre toda la ciudad dibujada. Él se quedó sin hogar; le rogó por asilo a la tendera que era la única persona con la cual congeniaba pero esta se negó rotundamente. Ella dijo que había conocido a su príncipe azul que la llevaría lejos, muy lejos de ahí, donde las nubes no existe y el horizonte lo es todo"
 "—Vamos, dime por qué haces esto, no lo entiendo, he sido obediente a todo lo que has escrito, y además ante tu palabra ¿Por qué lo haces? ¡Dime!—"
"El sujeto no obtuvo respuesta alguna, agarró los tinteros, ya no era escritor ni protagonista, era sólo un menesteroso hombre, de hecho ni siquiera era eso, era un hombre inexistente, era una mancha negra en las calles, sólo eso."

Súbitamente entraron en mi cuarto unos hombres encapuchados y me apuntaron en la nuca.

"Yo estaba ahí presencié todo, no soy ahora un punto negro, soy un punto negro, manchado de sangre, no sólo tinta sino también sentimientos. A él le apuntaron a la cabeza y lo mataron en el nombre de algún cacique de nombre desconocido, estaba escondido aquel nombre entre las capuchas de los sicarios, entre las pistolas, ¡entre todo! era irreconosible la causa, así como la consecuencia. Jalaron el gatillo y volaron los sesos sobre las hojas, y la sangre manchada sobre estas hicieron un patrimonio sentimental, para ti, si para ti lector, para mi también."
 «¿Tu sigues aquí? ¡Deja ya de leer incoherencias!»
... 
 

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