martes, 26 de marzo de 2013

Sin título.


Era más o menos la media noche en un pequeño pueblo en  México, polvoso y lleno de casas hechas de adobe, algunas con paredes roídas, casi a punto de caerse, algunas, tal vez para hacer juego  con las otras casas tenían paredes con un aplanado que simulaba bloques de adobe, en una casa alta, que desentonaba con todas las demás, hecha de ladrillo, se oían los golpes que llamaban a la puerta…
— ¿Conoce usted a Mark?— Preguntó el personaje, mientras le pasaban una linterna por la cara —He venido desde Inglaterra para visitarlo ¿Lo conoce?
El portero se retiró… y cerró la puerta sin decir una palabra.
—Oh, perfecto—Suspiró—Es el décimo que me hace lo mismo, maldito pueblo mugroso.
Se dio la vuelta y decidió marcharse, regresando por el camino que llevaba al pórtico de la casa, pero antes de dar el paso la puerta se abrió nuevamente.
— ¡Don, venga acá!—Llamó el de la puerta, al instante que el personaje se acercó. Prosiguió en voz baja: —Le diré dónde se encuentra el señor Mark, pero escúcheme usted bien…  No le dirija la palabra a nadie por acá… no lo haga… ¡Se lo advierto! Y… —Aclaró su garganta y señaló un camino que se abría entre una arboleda— El Señor Mark vive ahí derecho, en una casa gigantesca, ándese con cuidado, buenas noches.
El sujeto entró entre la arboleda y caminó entre la oscuridad unos cuarenta minutos, dando pasos torpes y trompicones debido a la naturaleza accidentada del camino y su ceguera por falta de luz, hasta que topó con una tapia, maciza y gris, que albergaba en todo su largo una hilera de lámparas encendidas con petróleo  y detrás de éste se escondía un edificio alto, con la arquitectura de las antiguas haciendas españolas.
— ¡Mark! ¡Maldición, Mark!… ¡Ábreme!—Gritaba golpeando la puerta—Te he estado busca…
La puerta se abrió y él soltó un golpe al aire— ¿Eres tú Mark?
— ¡Luke!—gritó de emoción el interlocutor— ¿Qué haces en México?
—Vine a buscarte, en Inglaterra ya sospechan de nosotros…—Suspiró aliviado— Pero me alivia haberte encontrado, ahora sé que aquí estamos seguros… ¿Cómo está Isabelle?
—Oh… ¿Isabelle dices? —Miró al suelo—Ella está… aún aquí, tal vez perdió el control del cuerpo que le servía de unión en este mundo pero, sé que ella… sigue viviendo en el cuerpo de esa humana, lo percibo—Mark inhaló bastante aire y lo suspiró en sus manos, una caja de cigarrillos apareció de pronto como producto de aquél suspiro— ¿Gustas? Ven, vamos a pasar.

Atravesaron fumando el jardín que llevaba a la gigantesca casa colonial de Mark, y se instalaron en una amplia estancia iluminada por varios candelabros, con unos hermosos muebles mullidos de seda.
—Veo que has encontrado esencia de la fina—Exclamó Luke aspirando su cigarrillo— ¿Has construido el lugar tú solo?
—Para nada —Dijo Mark con tono de autosuficiencia—De eso se ocupan mis obreros, así les dicen aquí a los esclavos.
— ¿Llevas aquí 7 meses y ya tienes esclavos? ¿No estarás ocupando nuestra capacidad de control oral o sí?
—No, para nada aquí se echan la soga al cuello ellos mismos, dices que vienes a contribuir la inversión extranjera y hasta las mujeres te abren las piernas—Aspiró una vez más y exhaló de su cigarrillo—Es un país de crédulos, creo que aquí podremos vivir cambiándonos de cuerpos durante la eternidad.
—Si así tú lo dices Mark—dijo sacando el humo relajadamente—Espero que  las cosas no cambien.
Una mujer bajó las escaleras, estaba vestida con un corsé que daba mucho de qué hablar, remarcaba su cuerpo, lo apretaba en las caderas y después la falda caía suavemente hasta los pies, llegó a la estancia y se inclinó haciendo una reverencia.
—Buenas noches, Caballeros.
—Buenas noches, Isabelle.
—Buenas noches, querida. —Dijo Mark— ¿Ves que tenemos un viejo amigo cómo huésped? ¿Te acuerdas de él?
—Se me hace conocido—Respondió Isabelle—Pero no puedo recordar nada de él.
Mark apretó fuerte los puños y se frunció el ceño, se veía demasiado enojado, como el toro que está a punto de dar una cornada.
— ¡Luke! Ella no es mi pareja—decía enfurecido—Te pido un favor, si es que quieres  quedarte, toma el cuerpo de mi esposa, no soporto más a esa alma.
Luke obedeció, el cuerpo que tenía era demasiado viejo así que no fue necesario suicidarlo, se hizo una lucha de almas entre Isabelle y Luke, ambas luchando por un cuerpo, hasta que Luke finalmente envió al alma de Isabelle al destierro.
—Su… cuerpo no estaba muy unido a su alma—dijo Luke — ¿Le hiciste algo acaso?
—No, ella había estado tomando almas y cuerpos para alimentarse, tanto que no pudo arraigarse bien en uno, Isabelle tomó a todas las mujeres y a sus cuerpos hermosos, extasiada  en el placer de la belleza y entonces las mato a todas…—Dio una mirada de abatimiento hacia el suelo—Entonces ya no es posible comunicarnos con el pueblo, saben cómo trabajamos.
—Bueno entonces eso no nos da alternativa para robar cuerpos, o para manejarlos
— ¡Nos cierra el juego Luke!—Lo fulminó con la mirada—Y sé lo que piensas, no volveremos a lo metafísico, por nada del mundo, el juego de esos fantasmas que mueven objetos y se alimentan del miedo no es lo nuestro.
— ¡Tengo una idea!—Exclamó Luke excitado— Podemos crear nosotros a nuestros propios cuerpos, así podríamos vivir lo que quisiéramos, y tener los cuerpos que queramos.

La historia de estas dos almas se extiende más allá, hasta los años 00s pero no es eso a lo que seguiremos, sino a una delas almas que desecharon… y eso remonta a los años 90s...

lunes, 25 de marzo de 2013

Apología al destino.

—¿Sientes tu cuerpo cosquillear?
¿Sientes como se destruye?
¿Sientes como se desmorona?
¿Sientes como te desintegras hasta la eternidad?
¿Sientes cómo algo que tiene sentido deja de tenerlo?

—No es magia, no es nada que hayas sentido antes, es simplemente la negación, es algo que ya te esperabas, pero que vivías ignorándolo, como el cerdo que come como poseso porque sabe que es a lo único que va a aspirar... pero ¡pum!... ¡bam! el émbolo se presiona y no puedes más que esperar la muerte, inyectada directamente a las venas de tu realidad entramada de cerveza y alcohol, que construían con cincel y martillo, el espejismo más simplista que podía existir. Pero ahora siéntelo, el golpe fulminante hacia el precioso espejismo que construías, la descarga que esperabas para dejar de soñar, la muerte perfecta para una estatua sin vida, el principio de una nueva realidad.

Una mujer hermosa estaba enfrente de él, él que yacía amarrado a una cama quirúrgica metálica, las de la mujer, eran facciones se resaltaban de aquella satisfacción, tan retorcida, el bello rostro obtenía lo que necesitaba y el hombre esperando su ejecución frunció el ceño y retorció el cuerpo para aguantar el inmenso dolor.

—No es magia, querido, la magia no existe, ni aunque por un momento fugaz creas en ella y en todos sus estúpidos encantamientos.—Presionó el émbolo—¡Es la realidad!

—No tus estúpidas fantasías, no tus estúpidos escritos, no tu estúpida mente, llena de caramelo pegajoso que me enfermó desde el primer momento que decidí diseccionarla—Apretó el segundo émbolo—Esto es aceptar, esto es amar, esto es abrazar al destino... Cómo las cosas deberían de ser... Las cosas son perfectas, porque el destino las construye así y veo que sufres por eso, por el destino, por el destino construido por la realidad.

El hombre no podía dejar de retorcerse en su lecho, en cambio, intentó aguantar el dolor sin hacer estruendo o moverse, de manera estoica, le dijo a la dama que prosiguiera, sacudiendo la cabeza... La mujer presionó el último émbolo.

—Es porque todos morimos tarde o temprano... y, es inútil contemplar las cosas de un ángulo diferente, desde otra alternativa, porque tú, tu vida tiene una secuencia que...

Su corazón dejó de palpitar gradualmente, y sus hojos vieron la luz de un túnel, un túnel que tiene salida, recostó la cabeza sobre la cama y se dió por vencido, a la realidad que debe de tener.